Si tú y yo somos amigos, en nuestra relación existe un esperar. Cuando nos vemos el uno al otro o estamos separados, esperamos estar juntos, reír y hablar. Este esperar no tiene una definición concreta; está vivo y dinámico, y todo lo que emerge de nuestro estar juntos es un don único que nadie más comparte. ¿Pero qué sucede si yo cambio ese esperar por una expectativa”, franca o velada? De pronto, la ley ha entrado en nuestra relación. De ti se espera ahora que actúes en una forma que cumpla mis expectativas. Nuestra amistad viva se deteriora rápidamente para convertirse en una cosa muerta con reglas u requisitos. Ya no es algo acerca de tú y yo, sino de lo que se supone que los amigos deben hacer, o de las responsabilidades de un buen amigo.
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